Para Miguel Rojas, el versátil jugador de los Miami Marlins, la parte más difícil de su viaje hasta las Grandes Ligas fue tener que abandonar su vida en Venezuela a los 16 años. A esa edad, muchos aún luchábamos para sobrevivir el segundo año de secundaria. Para Rojas y otros peloteros como él, es un momento de demostrar que uno es digno del sueño de las Grandes Ligas.
Apenas dos años después de ser firmado, Rojas viajó por primera vez a los Estados Unidos totalmente solo. Tenía 18 años y llegó a Billings, Montana, a jugar para un club afiliado para novatos de los Cincinnati Reds.
Fue una transición difícil. Uno de los obstáculos que todos los prospectos internacionales tienen que superar. Afortunadamente, Rojas tenía la mejor actitud.
Rojas cree que para ser jugador de Grandes Ligas uno debe estar dispuesto a sacrificar muchas cosas. Él tuvo que dejar atrás su país, su familia y su plato venezolano favorito, las arepas hechas en casa con maíz molido, parecidas al pan pita o los panecillos. Las arepas quedan crocantes por afuera y blandas por dentro, perfectas para cualquier relleno delicioso.
De todas maneras, Rojas tuvo que aprender a dedicar muchas horas a la práctica en el terreno de juego y aun más horas a pensar en el juego al terminar la jornada.
“Hay que pensar en el juego 24 horas por día”, dijo Rojas. “Y hay que vivirlo dentro de uno para que tus sueños se hagan realidad”.
Llevando el sabor latino al juego
A Rojas le tomó nueve años realizar finalmente su sueño de convertirse en jugador de Grandes Ligas. Ahora tenía la oportunidad de seguir los pasos de peloteros venezolanos como Miguel Cabrera, Johan Santana y “El Rey” Félix Hernández.
Tras unos primeros cuatro meses difíciles con los Dodgers, Rojas fue transferido a los Miami Marlins. Poco imaginaba que en las próximas siete temporadas se convertiría en uno de los baluartes de esa organización, una especie de capitán.
Durante todo este tiempo, Rojas se ha sentido siempre orgulloso del sabor latino que trae al juegojunto a sus paisanos venezolanos Ronald Acuña Jr., Salvador Pérez y otros. Pese a todos los problemas que Venezuela ha enfrentado en los últimos años, los peloteros venezolanos han sido excelentes representantes de su país.
“La alegría que llevamos al juego no sólo se refleja en los jugadores venezolanos”, dijo, “sino también en los puertorriqueños, dominicanos, colombianos, no importa de cuál parte de América Latina venimos. Hemos dejado nuestro sello de disfrutar el béisbol y jugarlo en una manera que la gente nunca olvidará”.