Cuando Edmundo Sosa, el jugador de los Cardenales de St. Louis, entra al terreno de juego, lleva en su corazón el orgullo de ser uno de apenas 63 peloteros de la República de Panamá que han llegado a las Grandes Ligas.
No fue fácil la travesía hasta este momento para el panameño de 25 años. Le tomó siete años avanzar de la Liga de verano de República Dominicana hasta las ligas menores y finalmente al Gran Show, a la vez que se adaptaba a una nueva cultura en los Estados Unidos como adolescente, todo por cuenta propia.
“Recuerdo que llegué a los Estados Unidos por primera vez en 2014”, dijo Sosa. “Fue difícil por la barrera del idioma y tantas cosas. Sin embargo, gracias a Dios, pude adaptarme y avanzar”.
Aunque lejos, Sosa se mantuvo en contacto con su familia en Panamá. En los momentos en los que se sentía solo o después de un mal partido, se aseguraba siempre de llamarlos o enviarles un mensaje de texto, ya que su apoyo lo ha ayudado a superar la difícil transición.
Ahora, tras años alejado de sus comidas hechas en casa con ese sazón panameño tan especial, Sosa es el campocorto inicial de una de las más conocidas franquicias del béisbol. Representar a su familia y su país es una de sus grandes prioridades.
“Cada vez que llego al campo de juego”, dice Sosa, “vengo a poner 100% de mí, por mi familia y por mi país”.
Aunque Panamá cuenta con dos de los mejores jugadores en la historia del béisbol — los miembros del Salón de la Fama Mariano Rivera y Rod Carew — Edmundo Sosa creció emulando a los campocortos.
En particular, Sosa admiraba a peloteros como José Reyes, Hanley Ramírez y Derek Jeter.
Sosa es un bateador de contacto con un toque de velocidad, así que se puede entender por qué estos peloteros llamaban su atención. Estos días, su esperanza es poder llamar la atención de algún joven panameño en busca de un sueño como el suyo.
“Me gustaría decir a los jóvenes de Panamá que, si tienen una meta y un sueño, no permitan que nadie les diga que no pueden lograrlo”, dijo. “Sigan estudiando y pónganle el 100%”.